Asesoramiento de Viajes y Gastronomía
1. nov., 2019
Venimos a comer aquí desde la otra punta de Madrid. No había sitio para comer cuando llamamos pero, ante la insistencia, nos reservaron en el "pasillo"; efectivamente es un pasillo delante del almacén, pero ya lo sabíamos, lo acatamos y no estuvimos demasiado mal en una mesa alta con taburetes; además al final se liberó una mesa y nos trasladamos allí. A la entrada tiene la zona de barra con mesas bajas. Es muy pequeño el local y estaba hasta la bandera. La mesa no tiene nada que comentar porque es tipo bar, servilleta de papel y poco glamour, pero era lo esperado, así que bien. Tiene una carta muy escueta pero de la que me hubiera pedido todo. Me gusta mucho la gente emprendedora que lleva adelante sus negocios con gran emoción y va mejorando e introduciendo cosas día a día; porque David cogió este negocio donde lo que se ofrecía eran tostas, tablas de queso, etc y ha ido renovando esa cocina, comprando aparatos (el josper y otros) e introduciendo la carta con la que cuenta actualmente, con una cocina más elaborada que todo aquello que se servía aquí y muy lograda, todo dentro de sus posibilidades con una cocina muy pequeña también, pero con gran producto de temporada y con algún plato especial del día. David es encantador, servicial, amable, simpático, ¡un trato estupendo!, igual que el resto del equipo. Nos traen de aperitivo un Pisto con unas tostadas muy rico; y ahora pedimos: las Croquetas (10€), vienen 12 y tienen de 5 variedades; nosotros las pedimos de chipirón, chuletón, idiazabal y boletus ¡EXTRAORDINARIAS! a destacar la de chuletón por su intensísimo sabor y la originalidad; y destacable también la textura 100% artesanal sin trucos, una bechamel que se deshace (receta de la abuela de David); además tienen otra variedad de cecina. Luego nos trajeron los Raviolis de foie con salsa de boletus (16€) que estaban ESTRATOSFERICOS, este plato tiene la peculiaridad de cómo se aprecian todos los sabores, esos boletus de una calidad y frescura tremenda y la salsa muy bien elaborada; Risotto (19€), era de carabineros, pero se les terminó el ingrediente y nos lo hicieron de gambón; estaba un poco más flojo (seguro que influyó el cambio de marisco) rico de sabor pero no me gustó la textura, además creo que no llevaba queso (siempre lo lleva), debería llamarle arroz meloso quizás. Pedimos el Sandwich de presa, canónigos y tártara (14€) que es buenísimo, también hacen la salsa casera; y para terminar el Lingote de cochinillo con ragout de setas y confitura de higos al Oporto (18€), oye! un plato redondo; de esos que además tienen una elaboración pesada de varios días pero el resultado es de 10 y el acompañamiento delicioso, la confitura casera top, y esas setas ya he comentado que estaban fresquisimas y con sabor potente. De postre la Torrija con helado de mojito (5.50€) (como no!😇) y la Tarta de queso (5€) (myself como no!). La primera floja, le falta sabor y el helado de mojito es mejorable; la tarta no me gustó porque no es el estilo de tarta que me gusta y le falta sabor a queso; postres mejorables. Para rematar nos trajeron un chupito de piña colada (otro detalle!). No pedimos vinos pero David cuida mucho este tema y en breve va a introducir nuevos vinos en su carta, así como la elaboración de una cerveza artesanal. Ah y casi se me olvida!; nos dio a probar un aceite Picual que envasan para él y vende aquí que es ESPECTACULAR; lo compraré... esta vez no tenía stock. Me gusta el nombre del local (curioso juego de palabras) y también me gusta la bandera que lo adorna en un rincón. Si vives en esta zona o te pilla que estás por aquí no dudes entrar a comer pero reserva porque tiene gran éxito en el barrio y con razón. Del Hierro, 4A.
Comentarios recientes
27.06 | 06:28
Me alegro que te haya gustado. Espero que la uses
27.06 | 06:13
Muy buena guía gastronomica!. Gracias.