Lo llaman taberna viajera y tiene su sentido ya que es una taberna con cocina fusión, producto de los viajes de los dos hermanos también creadores de @Latasia, mismo concepto pero pienso que un poco más reforzado. El local tiene un tramo de escaleras enorme en la entrada, es muy amplio con prácticamente todas las mesas altas, excepto 3 mesas bajas al fondo del todo. Estuvimos en mesa alta junto al gran ventanal que hace que sea muy luminoso. La decoración no dice nada, muy feúcha. La mesa de madera sin mantel. Servilleta de tela. El servicio fue bastante malo, tardaron muchísimo en atendernos, ni siquiera para poder pedir las bebidas y durante toda la comida fue bastante flojo. La carta no es muy extensa (yo lo agradezco) pero todo apetece; también cuentan con una carta de cocktails bastante vistosos. Pedimos unos entrantes a compartir: Ceviche clásico de corvina, pulpo y gambas (17€) estaba delicioso, justo punto de cítrico, buena calidad en el pescado y todos los componentes que un buen ceviche debe llevar ¡ricooooo!; También pedimos para repartir un Roll de cigala (14,50€) que es un pan brioche con cigala, mayo de kimuchi y crema de aguacate ¡también delicioso!; Terrina de oreja (11,50€) a la plancha con brava de chipotles, no me gustó especialmente, estaba bastante seco el bloque de capas de oreja. Como platos principales: Canelones de seco norteño (14,50€) que estaban buenos y es una ración generosa (vienen 3), quizás la bechamel me gusta más sabor natural; Costillar glaseado y papas de feria (16,95€) que era bastante flojo; Bocaditos de bacalao con curry massaman (18,40€), lo mejor de la comida junto con el ceviche, ¡está soberbio!, los taquitos de bacalao frescos y ese curry rojo, semi dulce, ¡una delicia!, he de confesar que soy la "Curry lover" numero 1. De postre no podía faltar la Torrija Latasia (6,75€) que se llevó el premio a la mejor torrija de Madrid 2019 y que me sigue pareciendo deliciosa y también pedimos un Mochi de oreo (6€) que estaba rico pero los he comido mejores. Pagamos 36,45€ por barba lo cual es bastante ajustado para lo que pedimos. En resumen: un buen sitio para una cena informal con amigos o una comida familiar y probar todo tan variado y con tantas mezclas. Se aparca bien en la calle y por aquí no hay parkings (el de El Corte Inglés). Avda. de los Andes, 8.